Los
romanos eran maliciosos.
Llenaron
Europa de ruinas
Confabulados
con el tiempo.
Les
interesaba el futuro,
Las
huellas más que las pisadas.
Los
romanos, Casandra, eran mañosos.
No
fraguaron el Acueducto de Segovia
Como
un ducto de agua y de luz.
Lo
pensaron como vestigio,
Como
un absorto pasado.
Sembraron
de edificios roñosos Europa,
De
estatuas acéfalas
Engullidas
por la gloria de Roma.
No
hicieron el Coliseo
Para
que los tigres devoraran
A
su antojo a los cristianos,
tan
poco apetecibles,
Ni
para ver ensartadas
Como
entremeses del infierno
A
las huestes de Espartaco.
Pensaron
su ruina, una ruina proporcional
A
la sombra mordida del sol que agoniza.
Mi
amigo Dino Campana
Puedo
haber saltado a la yugular
De
uno de sus dioses de mármol.
Los
romanos dan mucho en qué pensar.
Por
ejemplo,
En
un caballo de bronce
De
la Piazza Bianca.
Al
momento de restaurarlo,
Al
asomarse a su boca abierta,
Encontraron
en el vientre
Esqueletos
de palomas.
Como
tu amor,
Que
se vuelve ruina
Mientras
más lo construyo.
El
tiempo es romano.
*Juan
Manuel Roca, Antología Cosmopoética X
Edición. Córdoba, 2013.
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