Entre lo que se experimenta difícil está tratar de vivir
sin anteojeras y aún así mantener una cierta dosis de
optimismo y fe en el futuro
Mucho de lo que oyes son cosas que son casi
imposibles de imaginar como secuestros o ejecuciones
de niños con el fin de vender sus órganos para transplantes,
como el ataque
a un país extranjero y la matanza de medio millón de
personas
para asegurar el abastecimiento energético de la propia nación
y su hegemonía militar en el mundo, como la horrorosa
desesperación
y desprecio por su vida y la de otros del terrorista
suicida, como la carrera
armamentística contra un enemigo que no existiría sin
esa carrera, como la obesidad que se cobra tantas vidas o
más que
el hambre, que es un problema logístico, no cuantitativo,
como el exceso de fe
en la violencia física para la solución de prácticamente
todos los problemas.
La lista de cosas que uno no puede ni quiere imaginarse
puede hacerse interminable como una Via Dolorosa. Justo
ahora estamos
en Semana Santa y la tele convierte a Jesús en un
sanguinolento picadillo
bajo la dirección sadomasoquista de Mel Gibson, quizá no
haya que describir
todo el mal como dice Coetzee en la novela Elizabeth
Costello
y ¿por qué describir tanta tortura, sufrimiento, dolor si no
podemos
hacer nada para impedirlo? Hoy es segundo día de Pascua
Cristo ha resucitado y el júbilo fluye en la maravillosa música
de Pascua
de Bach y Pergolesi. Los hijos han venido a la cena de
Pascua, hemos comido
un guiso de cordero y bebido vino tinto, en la tele dicen
que han descubierto
la tumba de Cristo. Hay demasiadas preguntas y demasiadas
respuestas que
raras veces corresponden a nuestras preguntas, no parecen
tener contacto
unas con otras. Aquí los burgueses han barrido en las
elecciones al Parlamento
así es que podemos esperar mayores diferencias sociales, más
pobres, también
más ricos, y más policía, más vigilantes, perros, controles,
violencia e indolencia.
Todavía no hemos asimilado la sabiduría de Bismarck: la paz
social sólo
se puede garantizar con una política social justa y
solidaria. Ahora no se dan
cuenta los que se han hecho ricos que todos nos hemos vuelto
más pobres
porque ya no tenemos confianza en la sociedad ni
pertenencia. John Kenneth
Galbraith habla de “cultura de los satisfechos”, sí de la dictadura
de la mayoría
satisfecha que se opone a todas las medidas que ayudarían a
los pobres.
¿Lograremos solucionar los problemas fundamentales del
mundo, el cambio
climático, hambrunas genocidios carrera armamentística y
guerras antes de que
nos hayamos anestesiado de manera que no tengamos fuerzas
para vivir la vida
de los otros de forma que ya no vemos ni oímos cómo viven
los otros hombres?
No soy una persona religiosa pero encuentro nuestro destino
bien representado
en el drama de la Semana Santa sobre el dolor sustitutivo,
el altruismo
que podría liberarnos de las ávidas fauces del capitalismo
brutal y del mercado,
sí la libertad del zorro en el
gallinero que es nuestra propia libertad de no ver, ni oir ni sentir.
*Claes Andersson, Antología Cosmopoética X Edición. Córdoba, 2013.
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