Esta débil sombra en la ventana
tardía
inclinándose torpemente hacia
afuera
esta mujer tan delgada para su
edad
es aquella que está en algún
lugar sobre nosotros, allí,
aquella con la cual no puede uno
acostarse
tal vez sólo cantar
lai, lo, lai, la que si me
encontrara un día,
no reconocería y me reiría de
ella, y a la que
tanto le dicen coqueta como
monja,
aquella que te llama con la mano,
y parece un ala,
aquellas cuyas mentiras y ofensas
venideras son ya pasado.
*Maria Ignátieva, La hora de Rusia. Visor,
2011. [Andréi Chernov. trad. Meritxell Rodés
Noguera]
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