Chiken
hut
Mi novia quería alitas de pollo.
Fuimos al Chiken Hut.
El encargado estaba sentado
allí solo
viendo una película.
El hombre vino
y nos tomó nota.
Le dijimos lo que queríamos.
Tras comernos las alitas de pollo
mi novia se desnudó
y dijo que le dolía la barriga.
(Noah
Cicero. Trad. Sergio Espinosa)
Cecilia,
Samara, Suéltate el Pelo
voy a contarte algo sobre
esta chica
tan lista,
que al elegir
su segundo nombre
no sólo escogió
el nombre de una canción
sino el nombre de
una canción muy buena
que gusta
mucho
a mucha gente
distinta:
sabe
que a la gente le encanta
relacionar canciones
con buenos recuerdos
con mis amigos
los primeros nombres son
una moneda de cambio
muy valiosa:
el derecho
de usarlos
especialmente en lugares
donde se supone que
no debes,
además está
la delicadeza de no darle
demasiada
importancia
así que, volviendo a la chica
lista:
su primer nombre
es uno de esos
primeros nombres muy escasos
tan bonito como
el segundo nombre
que ha elegido
¡y además tiene un pelo
precioso!
y
ya tiene suficientes
problemas
como para que alguien
escriba una canción
usando su
primer nombre
en lugar de tan solo
escuchar
la canción en la que
se basó para
elegir
su segundo nombre
(Kendra Grant Malone. Trad.
Emily Roberts)
Quiero
ver los vigilantes de la playa todo el puto día
quiero rascarte la barriga
y comer donuts contigo
hasta que engordemos tanto
que nadie nos quiera
y no nos quede otra
que estar enamorados para siempre
(Ana
Carrete. Trad. Ana Carrete)
PUEDES
DECIR que cuando practicas meditación nadie sabe qué
practicas,
pero para mí es el mejor momento para comprenderte
a veces camino alrededor del
salón de meditación para poder verte
esto es muy interesante
muchas gracias
(Steve Roggenbuck. Trad.
Ernesto Castro)
*Luna Miguel. Vomit. Antología de poesía joven
norteamericana. El Gaviero, 2013.
Desde luego, compiten con las mejores pintadas romanas en retretes -sin ironía- pero prefiero los tuyos.
ResponderEliminarHola Mlle.Keuner, me alegra que te gusten mis poemas. En cuanto a los de más arriba, copio las palabras de un amigo Facebook sobre esta antología que me parecen muy acertadas:
ResponderEliminar"lo que sí supone VOMIT es un cambio bastante bestia en el imaginario poético. Una especie de translatio studii semántico. Por fin, para bien o para mal, se produce un cambio brusco en nuestro universo referencial para designar la tristeza, el tedio, la angustia, el desamor, etcétera. ¿Qué teníamos hasta ahora para connotar esos estados de ánimo? Baudelaire y la tropa francesa, los beats, Bukowski y sus encarnaciones hispánicas, Pizarnik y demás, Paneros, etéctera. Sin duda, el callejón del spleen necesitaba una salida. No sé cuál, y tendremos que analizarla, pero se necesitaba salir ya de ahí, por el bien de la escritura. Señores, Ben Brooks recurre a Avril Lavigne para lograr los mismo fines y, por cierto, con buenos resultados emotivos (hablo de volver a emocionar al lector). El cambio referencial no es garantía de nada, que quede claro. Pero el filón malditista occidental tal y como lo hemos conocido hasta ahora se termina. VOMIT, como mínimo, propone un cambio, para bien o para mal, pero deberíamos tomar mínimamente nota incluso si nuestra escritura no nos conduce por ese camino". ¡¡Un abrazo!!
Respeto que le guste VOMIT, y como joven me alegro de que emerja poesía joven, fresca, nueva, crítica. Entiendo el comentario, pero poca poesía norteamericana se ha leido si se piensa que lo que hay en VOMIT supone un cambio tan sustancial del imaginario poético.
ResponderEliminarEn definitiva, es una pena pero le veo poco valor literario, por muy nuevo y fresco y guapos sus traductores que sea. Un poco como a los *poemas* de Luna Miguel.