*Esculturas de Patricia Piccinini.
miércoles, 20 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
jueves, 14 de marzo de 2013
Hay algo que hace bum bum.
¿Qué le hace creer en la poesía?
¿En estos tiempos tan precarios, cuál sería el cometido de la poesía?
¿Cuáles serían las transformaciones más considerables de la poesía escrita en castellano en estas últimas décadas?
Este diálogo con usted, Hasier, por ejemplo. Usted escribió sobre la distancia entre una oveja y un cuervo, pues uno escribe para descubrir esas cosas, la inutilidad imprescindible de la medida de y entre las cosas, de su interacción en el mundo. Interpretar la respuesta que da cada instante del mundo sin que exista ya la pregunta, reconocer las señales y sus disfunciones que participan de la lectura del universo. Tenemos fe en el veneno, escribió Rimbaud. Ahora que el veneno financiero pareciera constituir la única fe de la sociedad publiciataria, lo consumible, la escatología de la usura, acaso pudiese ser la poesía buen un buen antídoto contra la ruinosa plaga moral que rinde culto al vacío teológico de la gasolina y las bebidas refrescantes.
¿En estos tiempos tan precarios, cuál sería el cometido de la poesía?
El mismo que ha tenido siempre, hablar, dar que hablar al silencio que sus palabras desalojan. Acaso también la de intensificar a través de la lengua otro modo de conocimiento de la experiencia humana, y en su trastorno de voluntad contribuir a oponer el más radical de los actos ajenos a la fuerza, la compañía imprevisible de los pensamientos que a través de las civillizaciones han hecho de un poema, de casi todo poema, un acto de resistencia al mal.
Múltiples, pero esencialmente el haber dinamitado la ortodoxia conceptual de las tendencias autoproclamadas como dominantes, residuos modales de los gestualidad victoriosa y su tendencia a la exclusión de cuanto difería de sus modelos canonizantes. Han saltado por los aires clasificaciones y caballos de carreras, señoríos y aristocracias estéticas pregoneras de la falsa sencillez retórica; la poesía ha regresado al territorio de las ensoñaciones, del libre ejercicio de conciencia, a las trincheras del mayor proyecto espiritual del ser humano: las utopías de la imaginación y su defensa del derecho civil a la felicidad. Todos los territorios vuelven a estar disponibles, el que se aventura a restar retórica y el del que amplifica el siempre más de lo ilimitado.
La ortodoxia canónica de la preceptiva ha concluido su aburrida tarea de fabricación de banalidades, los inspectores de la vieja fiscalidad retórica se han visto desbordados por la bella ilegalidad de los dados de Mallarmé, la revuelta de los nuevos y más jóvenes ha asumido la desobediencia a los lenguajes de dominación como única consigna. Por ahí va, creo yo, el porvenir de la palabra poética y su tarea en la repoblación espiritual del mundo.
*Entrevista a Juan Carlos Mestre en la revista Koult. Más aquí.
lunes, 11 de marzo de 2013
Pintar el pozo
Mi ecúmene de
ciento ochenta grados,
le hago tilín a
las palomas
—migas de pan,
migas de
madalenas.
No extiendo
pagarés al galgo
barcino que me
guarda.
Daos cuenta que
un perro
liderará la
parusía,
pido, pues,
misericordia,
ausencia de poder
y de tanganas.
En lo posible,
doy buena cuenta de los alimentos
y preparo
bebedizos para mi boca lago.
Mi barba absorbe
el sol, mi barba noche.
Existo como daguerrotipo.
Conocí el mundo
exterior en ambulancia
pero la
intubación no es cosa mía.
No tengo las
proporciones
del Hombre de
Vitruvio
mas me peino
y pinto las
rajolas de mi pozo.
Tírate, desnudo, de cabeza.
viernes, 8 de marzo de 2013
Folking in the wind
Vaca roxa que alguien llindiaba en Somiéu (Fruela Fernández). |
CIENTO CINCUENTA Y DOS
parados menos
el mes de abril —
sencillos casi
de nombrar,
de
saludar.
Grama en el cauce
desecado
del río,
un tren maxi-combi.
Kilómetros
de partido
conservador,
de golondrino duro —
es menos árbol,
más zarza
la mimosal,
más terciario
el solar.
Una linde de tejas socarradas.
A
veces
la Virgen de los azulejos.
Un
outlet y otro outlet
entre los conceptuales
brotes
verdes.
Es fácil llegar
con vista oscurecida,
es fácil volverse temporero,
gastando de autobús
la rabadilla,
corvando
la piel
según el plástico.
VAMOS,
DIOS
Sube llindiando,
para
en las casas.
Has de saludar
a
Clelia, la del quiosco.
Has de saludar
a
Manolín de Llorío.
Cría sentido.
Sé país
creciente,
mídete en mapas
como
el niño en el tablón.
Sé cónyuge,
avanza
al acostarnos.
Dios, cuida
esta
pupila de leica,
mis muchas lunares,
los nombres del abuelo.
*Fruela Fernández, Folk,
Pre-Textos, 2013
miércoles, 6 de marzo de 2013
Cuchipanda
El protagonismo del tetrápodo en
los últimos milenios se muestra también en la capacidad de desarrollo léxico-semántico
que aquel ha experimentado así como en las pintorescas y variadas motivaciones
de las nuevas voces. Por ejemplo, los términos alemán Pferd ‘caballo’ y castellano palafrén
—seguramente este desde el catalán palafré
y este desde el antiguo franchute palefrei
y este desde el antiguo alto alemán parafrid—
proceden del híbrido grecolatino parauerēdus
‘caballo de repuesto [para la posta]’ compuesto del griego pará (παρά) ‘junto’ y de uerēdus ‘caballo de posta’ (San Isidoro, or. 12,1,55), que es a su vez otro término gálico (Ernout &
Meillet 1979: 723 s.u.; Alinei 2000:
572). De modo que en la voz palafrén
hay probablemente afluencias gálica, helénica, latina, alemana, catalana y
francesa. Verdaderamente las lenguas no son genealogía, sino bosques mixtos,
batiburrillo, mezcolanza, hibridismo y contaminación.
*Xaverio Ballester, Zoónimos
ancestrales, Valencia 2006.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)