domingo, 27 de mayo de 2012

La vergüenza de Europa

Aunque próxima al caos, por
no agradar al mercado, lejos
estás de la tierra que tu cuna
fue.
Lo que con el alma buscaste y
creíste encontrar
hoy lo desechas, peor que
chatarra valorado.
Desnuda en la picota del
deudor, sufre una nación a la
que dar las gracias era antaño
lo más natural.
País condenado a ser pobre,
cuya riqueza
adorna cuidados museos:
botín por ti vigilado.
Los que invadieron con armas
esa tierra bendita de islas
llevaban, con su uniforme, a
Hölderlin en la mochila.
País tolerado ya apenas, a
cuyos coroneles
toleraste un día en calidad de
aliados.
País sin ley al que el poder,
que siempre tiene razón,
aprieta el cinturón más
y más.
Desafiándote viste de negro
Antígona, y en el país entero
hoy lleva luto el pueblo cuyo
huésped eras.
Pero, fuera de ese país, el
cortejo de parientes de Creso
ha acumulado en tus cámaras
cuanto brillaba dorado.
¡Bebe de una vez, bebe! grita la
clac de los comisarios, pero
airado te devuelve Sócrates su
copa a rebosar.
Maldecirán los dioses a coro
lo que te pertenece, pero sin tu
permiso no se podrá expropiar
el Olimpo.
Sin ese país te marchitarás,
Europa, privada del espíritu
que un día te concibió.
 
Günter Grass (Trad. de Miguel Sáenz)

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