jueves, 24 de mayo de 2012

La hormiga y el caballo



     Defenderás una a una las letras de tu nombre, como hace una gata con sus crías. Harás lo que tienes que hacer: defender el derecho de la ventana a mirar al que pasa. No te ensañes contigo porque no tengas pruebas: el aire es el aire, no necesitas pruebas de limpieza de sangre. No te arrepientas... no lamentes haberte quedado dormido y que dejaras de apuntar el nombre de algún invasor en el libro de arena. Las hormigas escriben y la lluvia borra. Ni lamentes que al depertar repararas en que habías estado soñando y que no habías preguntado a nadie si era un pirata, cuando a ti sí te lo habían preguntado. ¿Por qué habría de armarse de legajos y fusiles la evidencia si le basta con aperos de madera, cántaros, un aceite que alumbra sin mecha, un corán, ristras de pimientos y okras y un caballo que no guerrea?


*La iglesia de Birwa -pueblo natal de Darwix- en la década de los cincuenta. Mahmud Kayyal.

*Darwix, Mahmud. En presencia de la ausencia. Pre-Textos, 2011.

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