A Gary le habría encantado
disfrutar siendo un hombre rico y acomodado, pero el país no se lo estaba
poniendo nada fácil. A su alrededor, millones de norteamericanos con los
millones recién acuñados se embarcaban en idéntica búsqueda de lo
extraordinario: comprar la perfecta casa victoriana, bajar esquiando por una
ladera virgen, tener trato personal con el chef, localizar una playa sin
huellas de pisadas. Mientras, otras varias decenas de millones de jóvenes
norteamericanos carecían de dinero, pero andaban en persecución del Rollo
Perfecto. Y la triste verdad es que no todo el mundo podía estar en el rollo. Porque,
entonces, ¿donde queda lo normal y corriente? ¿Quién desempeñará la desagradecida tarea de ser una
persona relativamente no enrollada?
*Jhonatan
Franzen. Las correcciones.
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