Nos vemos libres, por lo tanto,
para volver a algunos de los principios más seguros y ciertos de la religión y
virtud tradicionales: que la avaricia es un vicio, que la práctica de la usura
es un delito y el amor al dinero es detestable, que aquellos que siguen
verdaderamente los caminos de la virtud y la sana sabiduría son los que menos
piensan en el mañana. Una vez más debemos valorar los fines por encima de los
medios y preferir lo que es bueno a lo que es útil. Honraremos a todos cuantos
puedan enseñarnos cómo podemos aprovechar bien y virtuosamente la hora y el día,
la gente deliciosa que es capaz de disfrutar directamente de las cosas, las
lilas del campo que no trabajan ni hilan.
*Los hermanos
Quintero. Daniel Quintero.
*Posibilidades
económicas de nuestros nietos, en: Ensayos de persuasión. Crítica,
Barcelona, 1988 (trad. Jordi Pascual)
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