domingo, 30 de diciembre de 2012

Final de Ruta

                                                         
                                                           I

Allí, si daba un puntapié, encontraba
una bellota y un tornillo oxidado.

Si levantaba la mirada, la chimenea de una fábrica
y una montaña adormecida.

Si escuchaba, una locomotora haciendo maniobras
y un caballo al trote.

¿Es motivo de asombro que pensase
que era mejor pensárselo dos veces?

                                                           II

Cuando hablaban del tesoro de la prudente ardilla,
éste resplandecía como las ofrendas de un pesebre.

Cuando hablaban del Mammón de la iniquidad, la calderilla
de mis bolsillos se ponía al rojo vivo, como un hornillo.

Yo era el torrente de marzo y sus pendientes
y sufría el límite de cada reivindicación.

                                                           III

Era más fácil llevar dos cubos que uno.
Yo crecí entre ellos.

Con la mano izquierda colocaba la pesa cabal de hierro.
Con la derecha dejaba caer un último granito en la balanza.

Donde yo nací confluían baronías y parroquias.
Cuando me encontraba en la pasadera central

era el último conde a caballo que aún parlamentaba
en medio del río, al alcance del oído de sus pares.


*Seamus Heany, The Haw Lantern. (Trad. Dídac Pujol Morillo)


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