Fuco. En el agua clara brillasn los bosques de algas, son jóvenes, uno quiere emigrar alí, tumbarse cuan
largo es sobre su propia imagen reflejada en el agua y hundirse hasta una cierta profundidad: al-
gas que se mantienen a flote gracias a vesículas aeríferas, como nosotros nos mantenemos a flo-
te con ideas.
Charrasco. El pez que es sapo que quería ser mariposa y lo consiguió en una tercera parte, se esconde
entre la maleza marina pero es secado en la red, enredado en ella con sus patéticas púas y verru-
gas: cuando se le libera de la red quedan las manos brillantes de sus viscosidades.
Rocas. Por los líquenes calentados por el sol corren los insectos, tienen prisa como la aguja del segunde-
ro -el pino proyecta su sombra, que se mueve despacio como la aguja horaria- dentro de mí el
tiempo está inmóvil, tiempo ilimitado, ese tiempo necesario para olvidar todas las lenguas e inven-
tar el perpetuum mobile.
* Tranströmer, Tomas. El cielo a medio hacer, Nørdicalibros, 2011.
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