Conviene también estar a la expectativa
de hechos como éstos, que incluso las modificaciones accesorias de las cosas
naturales tienen algún encanto y atractivo. Así, por ejemplo, un trozo de pan
al cocerse se agrieta en ciertas partes; esas grietas que así se forman y que,
en cierto modo, son contrarias a la promesa del arte del panadero, son, en
cierto modo, adecuadas, y excitan singularmente el apetito. Asimismo, los
higos, cuando están muy maduros, se entreabren. Y las aceitunas que quedan
maduras en los árboles, su misma proximidad a la podredumbre añade al fruto una
belleza singular. Igualmente las espigas que se inclinan hacia abajo, la melena
del león y la espuma que brota de la boca de los jabalíes y muchas otras cosas,
examinadas en particular, están lejos de ser bellas; y, sin embargo, al ser
consecuencia de ciertos procesos naturales, cobran un aspecto bello y son
atractivas.
Marco
Aurelio, Meditaciones.